Sólo vine a ver el jardín. Llevo, alrededor de mi cuello, la llave de los campos. ¿No oyes acaso al organillero arrullar delicadamente a los pájaros al vuelo? Por lo demás, no tiene cabeza: de su cuerpo de madera brota únicamente un árbol.
*
El personaje es la infancia. De niño no dormía en casa sino en las nubes. ¿Qué llevas en esa pequeña jaula vacía y blanca camino al bosque? Como caperucita con su linterna mágica a punto de cruzar al otro lado del espejo.
*
El personaje son los objetos. Un país donde los árboles no dan ya frutos sino pianos de cola. ¿Qué es un paraguas sino una nube articulada? Yo soy un COCHECITO DE NIÑO volcado en cuyo interior un pingüino rosado ha puesto un huevo celeste que no es sino un ERIZO DE MAR.
*
Jugamos a ser otros a veces. Desearíamos ser invisibles, desaparecer justo en frente de los demás: ése sería nuestro acto de magia supremo, no ser vistos nunca más. ¿Qué le dice el pájaro al árbol mientras lo mira? No son ya sino uno solo. El ave y su nido suspendido sobre una de sus ramas. En mi casa todos los espejos poseen la imagen de un jinete sobre un caballo hermosamente desollado. El jinete es una niña-a-cuerda y sin cabeza. ¿Me harás una máscara para esconderme de mí mismo y del juicio de los demás? Vivir después de todo consiste en hacerse maestro en el delicado arte del camuflaje.